7- La próxima vez que piense en usar su tarjeta de crédito.

La próxima vez que piense en usar su tarjeta de crédito...

Recuerde 3 cosas:

1. Las compañías que le proveen crédito – bancos, tiendas de prestamos de corto plazo, etc. – tienen un solo propósito en mente: el convertirle en un consumidor rotativo, ya hacen todo lo posible por lograr esa meta.

Desde sus campañas de mercadeo hasta las cuotas que le cobran y la manera en que le cobran. ¿Por qué? Porque el consumidor rotativo constantemente tiene un balance en sus tarjetas, lo cual significa que paga interés y otras cuotas las cuales suman a miles de millones de dólares en ganancias cada año.

2. Las compañías de crédito no pierden su dinero, ¿puede usted asegurar lo mismo?

Entre abogados y estrategas de negocios, todas las tácticas de estos titanes financieros están diseñadas a prueba de agua, como un barco sellado contra cualquier mínima fuga. La diferencia entre ellos y nosotros es que estas compañías han hecho sus negocios por mucho, mucho tiempo, y por lo mismo han aprendido de errores anteriores y han descubierto como usar el sistema para virtualmente eliminar todos sus riesgos. Al decir “perder dinero” me refiero a pagar dinero extra al usar tarjetas de crédito.

3. Crédito es dinero caro. Esto va con el punto #2.

Le puede parecer que este dinero es gratis, o que es un préstamo gratis, pero NO SE EQUIVOQUE. El dinero que presta de sus tarjetas es el dinero más caro que usted puede acceder. Cuando suma los intereses, cuotas anuales (si las tiene) y toda otra cuota que se aplica, el porcentaje real que usted esta pagando es mucho, mucho más alto de lo que usted cree estar pagando.


La moral de la historia:

Antes de usar su tarjeta de crédito, piénselo. Piense si vale la pena pagar todo el dinero extra, piense si de verdad quiere regalarle mas dinero a estas compañías que muchas veces no tiene escrúpulos.

Piense si usted quiere convertirse en un “cliente favorito”, uno de los que les hacen tanto dinero, pagando mes tras mes y cuota tras cuota.

Ahora permítame preguntarle: ¿Cuántos deseos tiene de usar su tarjeta?